SILEX
El sílex es un mineral extremadamente duro aunque muy quebradizo que tiende a la rotura en fragmentos aristados. Vallecas siempre fue muy rica en sílex (pedernales) y en yesos que se extraían de sus canteras, siendo el principal aportador a Madrid a través de la calle Martínez de la Riva que entonces era el «camino de los yeseros». De aquí nace el proyecto de estas viviendas sociales.
Siguiendo esta tradición, el proyecto quiere evocar las aristas, los colores, las texturas, las sombras de los grandes bloques de cantería apilados y desplazados, labrando el edificio y propiciando una fachada rítmica. Las aristas características del pedernal y la textura y color de los yesos evocadas en la fachada provocan unos juegos de luces y sombras.
GENERACIÓN DEL CONTINENTE
El plan urbanístico de las Colonias de Puente de Vallecas propone un volumen de 12m de fondo edificable, con una planta baja porticada y 8 alturas más ático.
Como primera estrategia proyectual para esas viviendas sociales en Madrid se opta por una mayor profundidad edificable, pasando de 12m a 16m y se sitúan viviendas en planta baja permitiendo ello eliminar los áticos.
Además, se dispone un quiebro en las esquinas en planta baja que produce una extensión del espacio urbano en la fachada principal bajo el voladizo, logrando integrarlo en el barrio.
ADAPTACIÓN A LA TOPOGRAFÍA Y PROTECCIÓN SOLAR
Se adapta el volumen a la topografía logrando un semisótano para el aparcamiento. Además, unos espacios ajardinados dotan de privacidad a las viviendas en planta baja.
Se dispone de una alero corrido en ambas fachadas como protección solar pasiva. Este evita que penetre los rayos del sol en verano pero no en invierno.
Se incorporan al espacio del alero los espacios de almacenamiento así como las galerías de las cocinas que le otorgan una mayor inercia térmica al cerramiento.
IMPLANTACIÓN
Debido a la situación y las características del solar, y aprovechando la planta baja porticada para generar el acceso por el centro en lugar de por un extremo, el proyecto se plantea como un umbral de acceso a las Colonias de Nuestra Señora de los Ángeles, un paso entre el entorno urbano y el espacio verde que propone el plan, semejable a la antigua aldea de Valnegral, donde predominaban los árboles y el agua.
El proyecto propone unos espacios ajardinados que dotan de privacidad a las viviendas en planta baja, al mismo tiempo que inician ese recorrido a través de los sentidos del futuro espacio verde. La topografía también resulta ser un factor fundamental, pues permite anclar el proyecto minimizando su impacto visual, jugando
con valles y espacios ajardinados en colinas.
El volumen, evocando los grandes bloques de piedra apilados de las canteras de Vallecas, genera una serie de caras aristadas, un juego de luces y sombras que producen una fachada cambiante según la posición del sol. El umbral, planteado como puerta al jardín posterior, enfatiza sus aristas laterales en la fachada sureste marcando el recorrido de entrada e invitando al acceso de los viandantes.
La fachada de ese bloque de viviendas sociales en los alrededores de Madrid se proyecta con el aislamiento térmico por el exterior que produce un mayor aislamiento ya que aprovecha toda la inercia del cerramiento que queda en el interior y evita puentes térmicos. Ello produce un menor consumo energético durante todo el año, ya que precisa de menos calefacción en invierno y de aire acondicionado en verano.
Los espacios de almacenamiento se sitúan en la fachada, aumentando la inercia térmica de la misma, mientras que los paños acristalados se retranquean de la línea de fachada funcionando como un alero que permite la entrada de rayos de sol en invierno, pero no en verano.
Siguiendo el ritmo de la fachada se plantean unas chapas perforadas a modo de veladuras, generando un diálogo con el exterior; de noche las luces interiores se proyectan, mientras que durante el día permiten la entrada de luz.